En la supuesta sociedad del bienestar
en la que está instalado el primer mundo
no acabamos de ser felices:
"Lo rápido, sencillo, inmediato y barato es acudir a un libro que dé claves"
Nuria Escur. Barcelona, 26 oct (LaVanguardia).- Su nombre real era Dale Breckenridge, pero se hizo famoso como Dale Carnegie, empresario y uno de los primeros promotores de lo que ahora conocemos como auto-ayuda. Los cursos Carnegie fueron célebres. Tras pasar por la universidad, su primer trabajo consistió en vender cursos por correspondencia a rancheros hacendados, de ahí pasó a ser vendedor de tocino, jabón y manteca de la empresa Armour & Company, con tanto éxito que consiguió que su zona, Omaha del Sur, fuese líder nacional de ventas. Pero el mayor acierto de mercadotecnia de Dale Carnegie fue
cambiar la dicción de su apellido materno –de Carnegey a Carnegie– en un momento en el que el empresario Andrew Carnegie era reverenciado y reconocido.
Corría 1912 cuando pronunció una conferencia que cambiaría la perspectiva vital de muchos estadounidenses. Más tarde, Dale Carnegie compilaría sus pensamientos en tres libros que formaban la base de su programa: "Cómo hacer amigos e influir en la gente", "Cómo dejar de preocuparse y empezar a vivir", y "La forma rápida y fácil de hablar efectivamente". Doce semanas de clase con el sistema Carnegie y le salieron discípulos a puñados, pioneros de lo que hoy entendemos por la asunción de responsabilidades. A saber: "Es posible cambiar el comportamiento de los demás, al cambiar nuestra actitud ante ellos".
Cualquier libro puede ser una autoayuda si proporciona fórmula, lección o sugerencia a quien lo lee. Pero ¿qué entendemos entonces por libro de autoayuda? El trabajo y los días, de Hesiodo, fue escrito hace 2.800 años. ¿Y acaso no fue autoayuda en 1513 la obra de Maquiavelo acerca de cómo triunfar en el poder y mantenerlo? ¿O la obra de Samuel Smiles, en 1859? Lo cierto es que los expertos no se ponen de acuerdo en citar un título iniciático o definitivo. En 1952 apareció en las estanterías de las librerías norteamericanas –paraíso natural del libro de autoayuda– el título "El poder del pensamiento positivo", del pastor Norman Vincent Peale. Otros citan a Leo Buscaglia como esencial, a Louise L. Hay con Sana tu cuerpo en la década de los setenta o, más recientemente, al propio Jorge Bucay. Libros con éxito de ventas que aquí llegaban con retraso. Se diferenciaban de otros géneros por intentar ser claros, prácticos y accesibles en sus propuestas.
"La actual angustia y desazón generalizadas en nuestro país, a causa de la profunda crisis económica que está afectando a todos los estratos sociales, es directamente responsable del éxito de muchos libros de autoayuda, hoy en las listas de los más vendidos", mantiene David Figueras, responsable del área literaria de no ficción de Editorial Planeta. Para el editor, el referente actual es, sin duda, El secreto, de Rhonda Byrne.
En la supuesta sociedad del bienestar en la que está instalado el primer mundo no acabamos de ser felices: "Lo rápido, sencillo, inmediato y barato es acudir a un libro que nos dé claves. Es imposible que tengan un efecto adverso como los medicamentos. En el peor de los casos nos quedaremos igual y en muchos puede ayudarnos".
¿Por qué los sectores puristas de la literatura consideran que son productos de segunda? "Sinceramente, creo que es por pura envidia. Es cierto que algunos son muy malos, pero también hay novelas muy malas y ensayos anodinos. Hay buenos libros y malos libros", asegura Figueras. Y añade: "Los autores que denostan este género, supongo que por un posicionamiento intelectual mal entendido, querrían conseguir el éxito. Me sumo, no obstante, a la perplejidad ante el éxito inmerecido de alguno".
En esa línea coincide Cristina Armiñana, editora de DeBolsillo Bestseller/Autoayuda (Random House Mondadori): "Existen libros para cada momento: para hacer soñar o reflexionar, entretener o evadir, informar o aprender. Y despreciar un género en favor de otro supone cortedad de miras, es pretencioso". De hecho, recuerda, los grupos editoriales de mayor facturación no se dedican a la edición trade generalista, sino a libros de educación y científicos.
Para Armiñana, el nicho de libros de autoayuda está en fase de renovación y el boom se produjo en los años setenta, cuando Juan Grijalbo inició la publicación de libros de psicología práctica en su sello pionero de Autoayuda. Tus zonas erróneas, de Wayne Dyer, sería el título emblemático, que sigue siendo un superventas después de 40 años.
"El problema es la saturación en la explotación de los mismos temas, hay que buscar y cuesta encontrar un tema novedoso". Y es en esa búsqueda como surge otra moda, la vía de la autoayuda sentimental con
títulos donde la mayoría de los ciudadanos puede reconocerse, como Amores imperfectos (Editorial Diéresis), de Sonia Urbano, que anuncia próxima entrega.
Por otro lado, con la generalización de internet, los lectores ya se informan directamente en la red sobre los temas tradicionales de la autoayuda como la salud o la educación. "Por eso lo que manda ahora son los libros de espiritualidad y también los que potencian el bienestar emocional y sentimental", continúa Cristina Armiñana.
Con la crisis de ideologías y religiones, los ciudadanos buscan respuestas a sus inquietudes espirituales en otras creencias (budismo, religiones de inspiración oriental en general) o en ideologías alternativas, incluso la filosofía clásica".
Marta Selvas, editora de Luciérnaga (Grup 62), considera que el detonante del éxito de la autoayuda en los últimos años ha sido, más allá de la crisis económica, la espiritual. "La pérdida progresiva de los valores y referentes de las sociedades occidentales, cuyo pilar fundamental era el catolicismo". Eso ha propiciado el fenómeno que conocemos como la nueva espiritualidad. Cita títulos como El poder del ahora, de Eckhart Tolle, o La muerte: un amanecer, de la popular Elisabeth Kübler-Ross. "No puede valorarse un libro de espiritualidad o uno de autoayuda con los mismos criterios que una novela. Simplemente, persiguen objetivos distintos".
Pero no siempre a los gurús de la autoayuda les sirven sus propias proclamas. Hace pocas semanas, la conocida escritora de libros de autoayuda Choi Yoon Hee –una estrella televisiva en Corea del Sur– y
su marido se suicidaron en un hotel. Conocida por sus libros sobre la felicidad y la esperanza, la llamada sacerdotisa de la felicidad acabó ahorcándose a los 63 años, argumentando lo siguiente: "Los dos últimos
años he pasado momentos muy difíciles, sufro del pulmón y del corazón", según rezaba la nota que dejó a modo de disculpa para su familia y amigos. De algún modo, todos sus lectores debieron de sentirse estafados.
Sent: Tuesday, October 26, 2010 11:12 PM
WebSite: http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20101026/54059431291
No hay comentarios:
Publicar un comentario