Cristo ~ ¡Cumple la voluntad de Dios!...
En el Reino de Dios,
sólo será admitido el que lo haga todo por amor a Dios
y a los hombres.
10. "No todos los que Me digan: ¡Señor, Señor!, entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que hagan la voluntad de Mi Padre que está en el Cielo"...
Muchos Me dirán en aquél día: ¡Señor, Señor!, ¿no profetizamos en Tu nombre? ¿No expulsamos a diablos en Tu nombre? ¿No hicimos muchos milagros en Tu nombre?... Yo entonces les diré: nunca os conocí; apartaos de Mí, los que ocasionáis cosas malas. (Cap. 27, 10)
Cristo explica, rectifica y profundiza la palabra:
Quien sólo invoca Mi nombre, y no cumple la voluntad de Mi Padre, a pesar de su oratoria, de apariencia espiritualmente efectiva, y de sus palabras aparentemente complacientes, es pobre en su espíritu y no entrará en el Reino de los Cielos.
¡Pero quien lleva a cabo obras desinteresadas, sin esperar ni recompensa ni reconocimiento, es el que hace la voluntad de Mi Padre; pues, tal como actúa, del mismo modo piensa y habla!...
Las obras desinteresadas, surgen sólo a partir de sensaciones y pensamientos llenos de la plenitud de Dios. Si los pensamientos del hombre son impuros, también sus palabras serán triviales, y sus actos egocéntricos.
Comprended: quien en apariencia habla desde el Yo Soy, es decir, que aparentemente pronuncia Mi palabra, y en apariencia lleva a cabo obras en Mi nombre, "viviendo muy bien gracias a ello", ya ha recibido su recompensa... No recibirá ninguna otra recompensa en el Cielo.
¡Quien desinteresadamente haga obras de Amor, y trabaje para ganarse el pan terrenal, recibirá en el Cielo la justa recompensa!...
Comprended: el pan espiritual es el alimento espiritual del alma. El pan para el cuerpo hay que ganarlo, según la ley del “ora y trabaja”.
El pan espiritual viene de los Cielos, y les es dado a los que guardan la ley del Amor, de la Vida, y también cumplen el mandamiento de “ora y trabaja”...
El alimento terrenal, lo regaló Dios al hombre a través de la tierra. Los frutos de la tierra, necesitan ser preparados mediante el trabajo de las manos; de manera que el trabajador se merece la recompensa por su trabajo.
¡Comprended la diferencia, entre el pan para el alma y el pan para el cuerpo terrenal!... Es verdad que ambos proceden del mismo manantial, pero uno es espiritual y le es dado al alma, y el otro, es sustancia densa material, y le es dado al cuerpo físico.
Lo que el gran Espíritu, Dios, regala al hombre para el cuerpo físico, necesita trabajo humano; por ejemplo, hay que sembrar, cultivar, cosechar y preparar. Y, para ello, el hombre debe ser recompensado por parte del hombre.
¡En el Reino de Dios... sólo será admitido el que lo haga todo por Amor a Dios y a los hombres!...
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