" El ser que empieza a reconocer a otros individuos como ‘extrañamente vinculados’ a su propio ser, que comienzan a vivir o trabajar en familias de luz, no tiene necesidad de agruparse en clanes, ni de atarse con ningún símbolo, contrato o atadura económica; el nuevo ser sabe amar en la distancia, sabe amar sin utilizar, sabe amar sin desear, sabe amar en libertad."
“Me preguntas siempre sobre el significado de familia y el gran cambio que está habiendo hoy entre las relaciones humanas y en cada individuo; me preguntas siempre sobre la fidelidad, sobre el compromiso, sobre la independencia, sobre la libertad, sobre las jerarquías... Es natural puesto que en tu persona actual has vivido y sigues viviendo situaciones muy pioneras en la cuestión de las relaciones humanas. Tienes que saber que tú eres un ser que procede de un lugar del espacio que es libre y sin sufrimiento; llegar a esta densidad, adaptarte, sobrevivir, y encima, realizar una aportación clara y luminosa a tus congéneres actuales, la visión del Sistema Geocrom, no puede jamás ser fácil para ningún ser. Pero esa fue tu elección, por tanto, con tu vibración actual, ha llegado el momento de que asumas tu responsabilidad espiritual, tu rol elegido. Para ampliar tu visión sobre la familia y aportarte un poco de paz, voy a explicarte la situación actual de más de la mitad de los seres de la Tierra.
El concepto de familia que hasta ahora ha predominado en este planeta, es decir, la familia nuclear, está modificando su vibración de una forma natural. La razón de esa modificación energética es que, una masa crítica de individuos, ha modificado ya su vibración individual-esencial, debido a sus experiencias y la luz acumulada durante muchas existencias. La pregunta, claro, es ‘porqué’ se modifica... Hay varias razones. Una de ellas, tal vez la razón primaria, de la que se derivan el resto de razones, es el cambio de vibración de Gaia, el gran ser Tierra. Si ella modifica su vibración, todos los seres que conviven sobre ella, también cambian de frecuencia, incluso las hormigas, las flores y el agua. ¿Y porqué ha necesitado cambiar su campo vibratorio? Básicamente por el exceso de manipulación que ha sufrido. Todo es una cuestión de libertad, de amor y de respeto, como siempre.
Como gran Ser, por muy amoroso y permisivo que sea, Gaia cada día soporta menos ser dominada o agredida, no solo sobre su piel sino en sus propias entrañas, y no poder así manifestar en plenitud su capacidad creadora, su luz y su sabiduría divina. Esa es la tríada energética que todos los seres contienen, como ella; antiguamente se llamaba la ‘llama trina’, es decir: 1/ voluntad, intencionalidad y sabiduría para definir e impulsar sus proyectos creativos, su ser divino 2/ capacidad de crear libremente, moldear el espacio, dar y expresar (a eso le llamáis amor) nuevas formas de expansión o experimentación, nuevas formas de crecimiento, modificaciones y optimización de su capacidad divina libre y dadora; 3/ luz, movimiento, ritmo, actuación y materialización de lo anteriormente concebido: eso es lo que vosotros llamáis Vida, ciclos, tiempo.
A los seres humanos les ocurre lo mismo, a pequeña escala. Todos tenéis también esa tríada energética en vuestra composición esencial. Exactamente la misma. Y toda esa sabiduría-amor-luz que contenéis, cuando ‘algo’ impide su expresión, expansión o canalización de su energía primordial, es decir, cuando algo o alguien impide la Libertad de Ser... entonces aquel individuo reacciona, con más o menos tiempo, a ese impulso creador universal que define a Dios (el cúmulo de todos esos pequeños y grandes seres libres y creadores). ¿De qué te hablo? De la Libertad que subyace a toda la Creación. Y eso, aunque no lo parezca, está en relación directa con el asunto de las familias a lo largo de toda la Historia.
Vamos ahora a vuestro micro-mundo. Cuando una persona es manipulada, agredida, no respetada, no valorada, verdaderamente no reconocida como Ser, cuando una persona en definitiva no es amada ni se le ha respetado su libre y eterna divinidad ... entonces es cuando, con más o menos tiempo, reacciona, toma las riendas de su energía, de su campo divino, actúa desde su esencia y sigue su camino de expansión.
Hasta ahora, casi toda la humanidad se ha relacionado, sea reconocido o no, desde los vínculos de opresión, desde la manipulación camuflada, desde el abuso y el interés, desde los juegos de poder, desde la rivalidad, desde el victimismo, desde el chantaje emocional... vínculos que nada tienen que ver con la libertad, el respeto y el amor. La familia, y los clanes, ha sido incluso un concepto muy empleado por los políticos de todos los tiempos; en múltiples ocasiones se llegó a escribir que la célula del Estado era familia. Era una idea muy conveniente para los fines políticos y financieros. Pero realmente... desde el punto de vista energético y espiritual ¿qué ocurría? Que ‘la familia’, hasta ahora, era el substrato elemental y básico del aprendizaje y la evolución del ser humano. El 99% de las relaciones humanas eran relaciones kármicas, con aprendizajes mutuos inacabados, con deudas y acciones mutuas no correspondidas ni completadas, etc.
¿Qué está ocurriendo ahora? que los seres que han nacido en el siglo XX, muchos de ellos venían ya preparados para colaborar en el gran cambio vibratorio de la Tierra, un cambio acelerado (en comparación con otras etapas del planeta) que empezó a darse paulatinamente, sobretodo desde el siglo XIX con la revolución industrial hasta hoy, un ciclo de transformación que ya está llegando a su fin. Aquellos hombres lúcidos del siglo pasado, eran seres que venían a dar su servicio y por ello venían con poco karma pendiente, poco lastre personal; eso es exactamente lo que hace que ya no necesitaran tanto la familia nuclear o el clan cultural, entendidos como núcleos cerrados de relaciones para aprender. Y eso ha ido ocurriendo en las siguientes generaciones cada vez más. Dicho de otro modo, muchísimos seres de hoy, de forma natural, ya no sienten la familia como algo imprescindible para su crecimiento o evolución, puesto que sus progenitores y hermanos tan solo han representado el substrato genético y educativo básico. Aunque pueden existir lazos de amor, comprensión y respeto, este nuevo individuo con otra vibración pronto siente un gran anhelo de ampliación en sus relaciones con seres de otras mentalidades, culturas y energías.
La familia nuclear hoy ya no es tan ‘necesaria’ como antes; cada día menos. Las relaciones familiares en las que aún existen juegos de poder, manipulación, interés, miedo, chantaje, necesidad y ausencia de libertad, son vínculos y relaciones que contienen fisuras importantes que, en poco tiempo, debido a la ley de sintonía energética (con la vibración de Gaia... pero también con la masa crítica de las nuevas relaciones basadas en la libertad) son personas que acabarán diluyendo sus vínculos y transformando sus campos de energía. El clan familiar, la unión y la fidelidad a la etnia o a la cultura de procedencia, la jerarquía vertical, la deuda por haber sido criado por unos seres, todos esos conceptos finalmente se están transformando y trascendiendo, a pesar de la resistencia habitual marcada por una memoria ancestral.
A la vez, el ser humano consciente y en sintonía con la ley natural, va sintiendo cada vez con más fuerza la necesidad de transformar sus formas de relación con el resto de seres del planeta. Empezaron despacio a reivindicar otras maneras de convivencia y de trabajo, otras formas de amor más libre y menos opresivo (como las comunidades hippies), y paulatinamente, en tan solo cinco décadas, el hombre, la mujer y los niños han realizado todo un cambio de paradigma respecto a la forma de amar, de convivir y de expresar su singularidad, a la forma de vincularse e intercambiar información. Las estadísticas os muestran hoy la cantidad de divorcios y diversidad de caminos que los hombres toman, las múltiples escisiones empresariales y a la vez los nuevos tipos de asociaciones que existen; observad la cantidad de personas que deciden vivir en solitario, independientes o compartiendo su espacio con gente nueva, amiga o incluso desconocida; se puede observar la cantidad de profesiones liberales que existen hoy, ver que nacen nuevas tribus urbanas, nuevas formas de compartir, nuevas visiones en distintos campos de acción, nuevos fenómenos sociales, éticos, culturales y comportamentales basados en la libertad de expresión y de pensamiento.
Las nuevas familias ya no son familias de sangre, sino familias de luz, familias voluntarias, no impuestas. Cada día existe en menor proporción aquella forma de relación nuclear, jerárquica y obligatoria, que facilitaba la disolución del karma o el aprendizaje. Ahora se está dando un gran fenómeno de ‘reconocimiento’ entre espíritus y se crean reagrupamientos de almas para apoyarse mutuamente, para compartir su evolución y su propósito y para sanear, consciente o inconscientemente, la vibración entera del planeta y de la humanidad en la fuerza del amor puro. Entre las familias de luz (en las que puntualmente puede haber también un familiar de sangre) no hay tanta dificultad de relación, existe mucho más respeto por la libertad, propia y ajena, y son mucho más creativas que en el anterior modelo de familia.
Conforme las almas vayan acabado sus karmas, los vínculos familiares de sangre cada día serán menos necesarios. Muchas familias clásicas aún existentes, están de alguna forma cambiando su manera de relacionarse, con más libertad, con menor jerarquización o tal vez adoptando una dinámica de jerarquía horizontal de multi-responsabilidad, sin la necesidad de imponer la autoridad. En las relaciones de luz, también existen menos ataduras diarias entre ellos, menos dependencias, incluso se están desmembrando los individuos de cada familia, por diversas razones, decidiendo vivir en países distintos, o estudiar, o trabajar a miles de kilómetros de distancia, sin que esos familiares dejen de amarse; simplemente cambian su forma de compartir y emplean su libertad de elegir. Esas nuevas familias que están mutando su relación de sangre por una relación de luz y libertad, renuevan a diario sus vínculos y su forma de amar.
También se puede observar que hoy se conocen y se crean nuevas parejas a través de las redes virtuales, que se unen seres de cualquier sexo sin lazos de compromisos formales, sin jerarquías verticales y con menos juegos de poder, manipulación o interés. Se realizan miles de convivencias, talleres y encuentros espirituales y armónicos con gente desconocida, de varios días de duración, donde nacen nuevas relaciones y vínculos de corazón a corazón. Las familias de divorciados se vuelven a unir con otros seres y crean otras familias, que a su vez los conducen a compartir su espacio y sus energías con otros hermanos y seres distintos, lo cual crea nuevas plataformas de aprendizaje mucho más enriquecedoras que las que proporcionaban la antigua familia nuclear. Otro fenómeno muy significativo es la tasa de esterilidad en hombres y mujeres, lo que conduce a adoptar hijos de otras personas, a amarlos y educarlos tanto o más que si fueran biológicos.
Hoy se sabe por la ciencia, incluso antiguamente también ocurría, que cuando se unen y tienen descendencia las familias entre sí, entre hermanos, o incluso entre padres e hijos, la raza degenera, es mucho menos saludable, se vuelven locos e incluso nacen seres deformes o monstruosos. Eso tiene razones energéticas de índole creativo muy específicas, pero lo importante es que nos muestra lo que estaba ocurriendo energética y evolutivamente con las familias nucleares organizadas en clan, y lo que empieza a ocurrir con esta reciente y enorme renovación y amplificación de posibilidades energéticas y creativas, las múltiples y ricas oportunidades que se crean con las nuevas familias de luz que hoy están naciendo. Las nuevas relaciones no serán jamás obligatorias o de viejos compromisos, sino que serán cada vez más voluntarias, más armónicas, más comprensivas, creativas y expansivas. Sin embargo, antes era adecuada y necesaria la familia nuclear como plataforma de aprendizaje, de la misma manera que hoy es necesario este nuevo modelo de relación abierta entre los seres humanos. Y eso, aunque pueda parecer extraño, está en relación directa con la transformación y evolución de los chakras, núcleos y ejes de energía del ser humano, y la evolución o sutilización de su conciencia a través del tiempo; y naturalmente también está relacionado con la aparición de lo que llamáis niños índigo y niños cristal, seres que os van a enseñar muchas cosas sobre nuevas formas de amor y de libertad.
Daros cuenta que hoy el individuo está aprendiendo a vivir solo y, además, a ser feliz con él mismo. Es decir, experimenta a diario que ‘necesitar’ a alguien para ser feliz es patológico. Ni el amor, ni la amistad, ni las relaciones de pareja, pueden basarse en el deseo ni en la necesidad. El ser que empieza a reconocer a otros individuos como ‘extrañamente vinculados’ a su propio ser, que comienzan a vivir o trabajar en familias de luz, no tiene necesidad de agruparse en clanes, ni de atarse con ningún símbolo, contrato o atadura económica; el nuevo ser sabe amar en la distancia, sabe amar sin utilizar, sabe amar sin desear, sabe amar en libertad.
Las relaciones de luz no son kármicas sino dhármicas, de aprendizaje mutuo sin sufrimiento, son creativas y creadoras, sea cual sea su campo de trabajo y de convivencia. Cada elemento que compone una familia de luz, aunque comparta espacio, corazón o ideas, es autónomo emocional y sentimentalmente... porque se respeta, se reconoce y se aprecia a sí mismo, y eso le conduce automáticamente a amar al otro; es autónomo financieramente porque ya no desea ser una carga para nadie y porque respeta la libertad del otro y emplea óptimamente la suya; y es autónomo intelectualmente porque ya no necesita que ninguna religión, ciencia, ni idea política, le diga cómo tiene que concebir la fuerza de la Verdad universal y aplicarla. Actúa, piensa y siente libremente sin que predomine interés o dominio, decidiendo en solitario cada paso, compartiéndolo con quien sintonice con él, y responsabilizándose de sus actos y de todo su Ser.
La materialización de esta nueva forma de relación multidimensional entre todos y cada uno de los espíritus que experimentan hoy en la Tierra, es una reproducción cada vez más fiel y exacta de la Red de Amor Universal que nos une a todos.”
El concepto de familia que hasta ahora ha predominado en este planeta, es decir, la familia nuclear, está modificando su vibración de una forma natural. La razón de esa modificación energética es que, una masa crítica de individuos, ha modificado ya su vibración individual-esencial, debido a sus experiencias y la luz acumulada durante muchas existencias. La pregunta, claro, es ‘porqué’ se modifica... Hay varias razones. Una de ellas, tal vez la razón primaria, de la que se derivan el resto de razones, es el cambio de vibración de Gaia, el gran ser Tierra. Si ella modifica su vibración, todos los seres que conviven sobre ella, también cambian de frecuencia, incluso las hormigas, las flores y el agua. ¿Y porqué ha necesitado cambiar su campo vibratorio? Básicamente por el exceso de manipulación que ha sufrido. Todo es una cuestión de libertad, de amor y de respeto, como siempre.
Como gran Ser, por muy amoroso y permisivo que sea, Gaia cada día soporta menos ser dominada o agredida, no solo sobre su piel sino en sus propias entrañas, y no poder así manifestar en plenitud su capacidad creadora, su luz y su sabiduría divina. Esa es la tríada energética que todos los seres contienen, como ella; antiguamente se llamaba la ‘llama trina’, es decir: 1/ voluntad, intencionalidad y sabiduría para definir e impulsar sus proyectos creativos, su ser divino 2/ capacidad de crear libremente, moldear el espacio, dar y expresar (a eso le llamáis amor) nuevas formas de expansión o experimentación, nuevas formas de crecimiento, modificaciones y optimización de su capacidad divina libre y dadora; 3/ luz, movimiento, ritmo, actuación y materialización de lo anteriormente concebido: eso es lo que vosotros llamáis Vida, ciclos, tiempo.
A los seres humanos les ocurre lo mismo, a pequeña escala. Todos tenéis también esa tríada energética en vuestra composición esencial. Exactamente la misma. Y toda esa sabiduría-amor-luz que contenéis, cuando ‘algo’ impide su expresión, expansión o canalización de su energía primordial, es decir, cuando algo o alguien impide la Libertad de Ser... entonces aquel individuo reacciona, con más o menos tiempo, a ese impulso creador universal que define a Dios (el cúmulo de todos esos pequeños y grandes seres libres y creadores). ¿De qué te hablo? De la Libertad que subyace a toda la Creación. Y eso, aunque no lo parezca, está en relación directa con el asunto de las familias a lo largo de toda la Historia.
Vamos ahora a vuestro micro-mundo. Cuando una persona es manipulada, agredida, no respetada, no valorada, verdaderamente no reconocida como Ser, cuando una persona en definitiva no es amada ni se le ha respetado su libre y eterna divinidad ... entonces es cuando, con más o menos tiempo, reacciona, toma las riendas de su energía, de su campo divino, actúa desde su esencia y sigue su camino de expansión.
Hasta ahora, casi toda la humanidad se ha relacionado, sea reconocido o no, desde los vínculos de opresión, desde la manipulación camuflada, desde el abuso y el interés, desde los juegos de poder, desde la rivalidad, desde el victimismo, desde el chantaje emocional... vínculos que nada tienen que ver con la libertad, el respeto y el amor. La familia, y los clanes, ha sido incluso un concepto muy empleado por los políticos de todos los tiempos; en múltiples ocasiones se llegó a escribir que la célula del Estado era familia. Era una idea muy conveniente para los fines políticos y financieros. Pero realmente... desde el punto de vista energético y espiritual ¿qué ocurría? Que ‘la familia’, hasta ahora, era el substrato elemental y básico del aprendizaje y la evolución del ser humano. El 99% de las relaciones humanas eran relaciones kármicas, con aprendizajes mutuos inacabados, con deudas y acciones mutuas no correspondidas ni completadas, etc.
¿Qué está ocurriendo ahora? que los seres que han nacido en el siglo XX, muchos de ellos venían ya preparados para colaborar en el gran cambio vibratorio de la Tierra, un cambio acelerado (en comparación con otras etapas del planeta) que empezó a darse paulatinamente, sobretodo desde el siglo XIX con la revolución industrial hasta hoy, un ciclo de transformación que ya está llegando a su fin. Aquellos hombres lúcidos del siglo pasado, eran seres que venían a dar su servicio y por ello venían con poco karma pendiente, poco lastre personal; eso es exactamente lo que hace que ya no necesitaran tanto la familia nuclear o el clan cultural, entendidos como núcleos cerrados de relaciones para aprender. Y eso ha ido ocurriendo en las siguientes generaciones cada vez más. Dicho de otro modo, muchísimos seres de hoy, de forma natural, ya no sienten la familia como algo imprescindible para su crecimiento o evolución, puesto que sus progenitores y hermanos tan solo han representado el substrato genético y educativo básico. Aunque pueden existir lazos de amor, comprensión y respeto, este nuevo individuo con otra vibración pronto siente un gran anhelo de ampliación en sus relaciones con seres de otras mentalidades, culturas y energías.
La familia nuclear hoy ya no es tan ‘necesaria’ como antes; cada día menos. Las relaciones familiares en las que aún existen juegos de poder, manipulación, interés, miedo, chantaje, necesidad y ausencia de libertad, son vínculos y relaciones que contienen fisuras importantes que, en poco tiempo, debido a la ley de sintonía energética (con la vibración de Gaia... pero también con la masa crítica de las nuevas relaciones basadas en la libertad) son personas que acabarán diluyendo sus vínculos y transformando sus campos de energía. El clan familiar, la unión y la fidelidad a la etnia o a la cultura de procedencia, la jerarquía vertical, la deuda por haber sido criado por unos seres, todos esos conceptos finalmente se están transformando y trascendiendo, a pesar de la resistencia habitual marcada por una memoria ancestral.
A la vez, el ser humano consciente y en sintonía con la ley natural, va sintiendo cada vez con más fuerza la necesidad de transformar sus formas de relación con el resto de seres del planeta. Empezaron despacio a reivindicar otras maneras de convivencia y de trabajo, otras formas de amor más libre y menos opresivo (como las comunidades hippies), y paulatinamente, en tan solo cinco décadas, el hombre, la mujer y los niños han realizado todo un cambio de paradigma respecto a la forma de amar, de convivir y de expresar su singularidad, a la forma de vincularse e intercambiar información. Las estadísticas os muestran hoy la cantidad de divorcios y diversidad de caminos que los hombres toman, las múltiples escisiones empresariales y a la vez los nuevos tipos de asociaciones que existen; observad la cantidad de personas que deciden vivir en solitario, independientes o compartiendo su espacio con gente nueva, amiga o incluso desconocida; se puede observar la cantidad de profesiones liberales que existen hoy, ver que nacen nuevas tribus urbanas, nuevas formas de compartir, nuevas visiones en distintos campos de acción, nuevos fenómenos sociales, éticos, culturales y comportamentales basados en la libertad de expresión y de pensamiento.
Las nuevas familias ya no son familias de sangre, sino familias de luz, familias voluntarias, no impuestas. Cada día existe en menor proporción aquella forma de relación nuclear, jerárquica y obligatoria, que facilitaba la disolución del karma o el aprendizaje. Ahora se está dando un gran fenómeno de ‘reconocimiento’ entre espíritus y se crean reagrupamientos de almas para apoyarse mutuamente, para compartir su evolución y su propósito y para sanear, consciente o inconscientemente, la vibración entera del planeta y de la humanidad en la fuerza del amor puro. Entre las familias de luz (en las que puntualmente puede haber también un familiar de sangre) no hay tanta dificultad de relación, existe mucho más respeto por la libertad, propia y ajena, y son mucho más creativas que en el anterior modelo de familia.
Conforme las almas vayan acabado sus karmas, los vínculos familiares de sangre cada día serán menos necesarios. Muchas familias clásicas aún existentes, están de alguna forma cambiando su manera de relacionarse, con más libertad, con menor jerarquización o tal vez adoptando una dinámica de jerarquía horizontal de multi-responsabilidad, sin la necesidad de imponer la autoridad. En las relaciones de luz, también existen menos ataduras diarias entre ellos, menos dependencias, incluso se están desmembrando los individuos de cada familia, por diversas razones, decidiendo vivir en países distintos, o estudiar, o trabajar a miles de kilómetros de distancia, sin que esos familiares dejen de amarse; simplemente cambian su forma de compartir y emplean su libertad de elegir. Esas nuevas familias que están mutando su relación de sangre por una relación de luz y libertad, renuevan a diario sus vínculos y su forma de amar.
También se puede observar que hoy se conocen y se crean nuevas parejas a través de las redes virtuales, que se unen seres de cualquier sexo sin lazos de compromisos formales, sin jerarquías verticales y con menos juegos de poder, manipulación o interés. Se realizan miles de convivencias, talleres y encuentros espirituales y armónicos con gente desconocida, de varios días de duración, donde nacen nuevas relaciones y vínculos de corazón a corazón. Las familias de divorciados se vuelven a unir con otros seres y crean otras familias, que a su vez los conducen a compartir su espacio y sus energías con otros hermanos y seres distintos, lo cual crea nuevas plataformas de aprendizaje mucho más enriquecedoras que las que proporcionaban la antigua familia nuclear. Otro fenómeno muy significativo es la tasa de esterilidad en hombres y mujeres, lo que conduce a adoptar hijos de otras personas, a amarlos y educarlos tanto o más que si fueran biológicos.
Hoy se sabe por la ciencia, incluso antiguamente también ocurría, que cuando se unen y tienen descendencia las familias entre sí, entre hermanos, o incluso entre padres e hijos, la raza degenera, es mucho menos saludable, se vuelven locos e incluso nacen seres deformes o monstruosos. Eso tiene razones energéticas de índole creativo muy específicas, pero lo importante es que nos muestra lo que estaba ocurriendo energética y evolutivamente con las familias nucleares organizadas en clan, y lo que empieza a ocurrir con esta reciente y enorme renovación y amplificación de posibilidades energéticas y creativas, las múltiples y ricas oportunidades que se crean con las nuevas familias de luz que hoy están naciendo. Las nuevas relaciones no serán jamás obligatorias o de viejos compromisos, sino que serán cada vez más voluntarias, más armónicas, más comprensivas, creativas y expansivas. Sin embargo, antes era adecuada y necesaria la familia nuclear como plataforma de aprendizaje, de la misma manera que hoy es necesario este nuevo modelo de relación abierta entre los seres humanos. Y eso, aunque pueda parecer extraño, está en relación directa con la transformación y evolución de los chakras, núcleos y ejes de energía del ser humano, y la evolución o sutilización de su conciencia a través del tiempo; y naturalmente también está relacionado con la aparición de lo que llamáis niños índigo y niños cristal, seres que os van a enseñar muchas cosas sobre nuevas formas de amor y de libertad.
Daros cuenta que hoy el individuo está aprendiendo a vivir solo y, además, a ser feliz con él mismo. Es decir, experimenta a diario que ‘necesitar’ a alguien para ser feliz es patológico. Ni el amor, ni la amistad, ni las relaciones de pareja, pueden basarse en el deseo ni en la necesidad. El ser que empieza a reconocer a otros individuos como ‘extrañamente vinculados’ a su propio ser, que comienzan a vivir o trabajar en familias de luz, no tiene necesidad de agruparse en clanes, ni de atarse con ningún símbolo, contrato o atadura económica; el nuevo ser sabe amar en la distancia, sabe amar sin utilizar, sabe amar sin desear, sabe amar en libertad.
Las relaciones de luz no son kármicas sino dhármicas, de aprendizaje mutuo sin sufrimiento, son creativas y creadoras, sea cual sea su campo de trabajo y de convivencia. Cada elemento que compone una familia de luz, aunque comparta espacio, corazón o ideas, es autónomo emocional y sentimentalmente... porque se respeta, se reconoce y se aprecia a sí mismo, y eso le conduce automáticamente a amar al otro; es autónomo financieramente porque ya no desea ser una carga para nadie y porque respeta la libertad del otro y emplea óptimamente la suya; y es autónomo intelectualmente porque ya no necesita que ninguna religión, ciencia, ni idea política, le diga cómo tiene que concebir la fuerza de la Verdad universal y aplicarla. Actúa, piensa y siente libremente sin que predomine interés o dominio, decidiendo en solitario cada paso, compartiéndolo con quien sintonice con él, y responsabilizándose de sus actos y de todo su Ser.
La materialización de esta nueva forma de relación multidimensional entre todos y cada uno de los espíritus que experimentan hoy en la Tierra, es una reproducción cada vez más fiel y exacta de la Red de Amor Universal que nos une a todos.”
El Morya a través de María Povo
Texto psicográfico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario