Te he llamado hijo mío a ser misionero del nuevo reino, a predicar el amor a Jesucristo y a vuestra Madre María Santísima, seguirás los pasos de vuestro hermano Jesús el primer misionero y supremo mandato de Dios para buscar y promover la salvación del mundo.
He tenido todo el día desde muy temprano algo que me oprime el pecho, por primera vez en tanto tiempo es como si una gran telaraña se tejiera a nuestro alrededor y se va estrechando cada vez más lo he estado hablando con nuestro Padre, es como la punta de un cuchillo o algo por el estilo que me oprime el pecho y al mismo tiempo una amenaza constante no me sé explicar bien la verdad no sé como decírtelo.
Padre amado siento tu presencia y deseo que todo estuviera bien, que las sensaciones que inquietan hoy mi espíritu las tomara sin cuidado, pero no es así, siento plena confianza en ti, pero no me siento bien conmigo misma, veo cómo un círculo se estrecha cada vez más a mi alrededor, y dentro mio…
-Sientes tristeza de muerte ¿verdad hija?
-Si Padre y me debato en la duda de callar o decírtelo, pues todo lo sabes, se que dentro de mi está la fuerza para luchar contra ello, y al mismo tiempo me siento como desvalida, a veces hasta sin fuerzas, sabía que vendrías a nuestro encuentro, y he estado orando.
-Si lo sé, te he estado escuchando, pero en primer lugar hija mía nunca le mientas a Dios, es la primera regla de toda oración.
-¡Padre no te he mentido! No lo haría jamás.
-No con intención, pero sí lo has hecho, has cometido el mismo error que vienen cometiendo muchos de mis hijos, has dicho Padre estoy atormentada, no me has dicho Padre ni deseos tengo en estos momentos de orar pues tan fastidiada estoy con esto que me pasa, hija mía dímelo, dime estas cosas no mientas, no finjas por educación o intentando resolver sola tus problemas nadie puede solo, otros no me dicen lo que les sucede por no molestar, o lo que es mucho peor por temor, no estás teniendo conmigo con tu Padre esa confianza que tanto me agrada.
-Padre pero tú lo sabes todo, eres todopoderoso, eres infinitamente perfecto…
-Pero me agrada que me lo digas, que me digan lo que sienten, lo que desean, si vosotros tenéis la gran bendición de tratar a vuestro Padre personalmente, si Jesús mi hijo tan amado es vuestro mejor amigo, si la oración es vuestra audiencia con vuestro Dios, habladme con claridad, decidme lo que sentís, sin pensar en si os conviene o no, precisamente porque os amo sin límites, habladme con claridad, quejaos si hace falta, decidme sin titubeos: Padre qué has hecho? Qué he hecho yo para que suceda esto? Mi hijo lo hizo en la cruz, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
No predicáis una doctrina, ni una religión ni un dogma, predicáis un rostro, un nombre, una vida hecha ejemplo para vosotros, quien ha mostrado los pasos a seguir, quien os ha mostrado que el amor es posible en la entrega sin límites, en la entrega sencilla.
Muchos hay hijos míos que buscan una vida espiritual en doctrinas y maestros envenenados, ni a uno solo de ellos habréis de perder, predicáis a un Cristo vivo en medio vuestro, a un Reino que ya se ha iniciado, a un Reino que busca a todos sin excluir a nadie para formar el nuevo mundo.
Para vosotros hijos míos una característica esencial que ha de ser mostrada a los hombres en especial a ti hijo mío, es un amor y una comunión íntima con Cristo tu hermano, el que camina y caminará contigo predicando el amor de vuestro Padre. En la medida en que tu escojas a Cristo como centro de tu vida, y te esfuerces por entrar en una más intima y personal comunión con Él, en esa medida, no te perderás en dudas propias, inseguridades y oscuridades que todo corazón humano posee, ese será tu emblema, Yo vivo en Cristo y Cristo vive en mi. Amén.
Sean grandes o pequeñas vuestras quejas, tened sinceridad y sobre todo tranquilidad, os reitero tened transparencia, con vosotros mismos, con los demás pero sobre todo conmigo que soy vuestro Padre: Pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea completo.
Por lo demás hija mía has de saber que tu corazón está limpio y no existe en el maldad alguna, entonces tus mismos sentimientos te han de ayudar a librar los combates necesarios para lograr vencer al fin en la batalla final, con altura, con amor, con el corazón limpio y tus manos puras, solo quienes son capaces de vencer al odio con amor, la maldad con bondad, solo esos tendrán cabida a mi lado dejad en mis manos aquellas cosas que no está en las vuestras resolver.
Te he llamado hijo mío a ser misionero del nuevo reino, a predicar el amor a Jesucristo y a vuestra Madre María Santísima, seguirás los pasos de vuestro hermano Jesús el primer misionero y supremo mandato de Dios para buscar y promover la salvación del mundo.
Continuarás su obra como lo hacen tantos en la tierra que han sentido mi voz, han respondido al mismo llamado, ayudarás a separar la cizaña del trigo, fortaleciendo a los débiles, confirmando a los fuertes, levantando a los caídos, eres hijo mío uno de los medios más importantes y poderosos para conservar la fe y mantenerla firme sobre la piedra fundamental del nuevo reino que es Cristo vuestro hermano y Señor.
Para eso habéis sido llamados para ser colaboradores de Jesucristo, Redentor y Maestro de todos vosotros, por eso hijo en tu tarea deberás de un modo especial asemejarte a él tanto en la sustancia como en el modo. Tu alimento no será otro que la gloria de Dios y la salvación de las almas. Esa es la finalidad del misionero, esa es la finalidad por la cual mi hijo descendió a la tierra. Para conseguir esto, el misionero no ha de huir de los encuentros, no temerá peligro alguno, no harán cuenta de las angustias, el hambre, el frío, la sed, el dolor y cualquier pena y fatiga, no ha de rehuir nada que logre salvar a una sola alma y llevarla de regreso a mi morada.
Pues así misionó vuestro hermano Jesucristo, así lo hicieron muchos hermanos vuestros, verdaderos discípulos, verdaderos maestros y perfectos imitadores de un gran Maestro.
Es triste a tu Padre ver a los maestros, predicando de todo menos del amor a Jesucristo, después de que este Dios tanto hizo y padeció para hacerse amar.
Al llegar a un lugar en el cual habrás de aprender y al mismo tiempo misionar, orarás inmediatamente a Jesús vuestro hermano y Redentor, y a vuestra Madre a fin de implorar su ayuda y bendición sobre aquel lugar, y sobre las almas que habrás de tocar en el nombre de Jesús, a fin de prepararlas para recibir dentro el germen del amor, el que habrás de depositar en la fe y en el amor del que ha sido ungido con la gracia de Dios, tu hijo mío.
Infunde la esperanza y no la destrucción, pues si yo que soy tu Padre os he enviado la salvación por medio de vuestro hermano y Señor mi hijo bien amado Jesucristo, ¿cómo los hombres pueden ser vistos como una masa de condenados?, mi amor os penetra profundamente, mi amor ha de ser proclamado para que el hombre tome conciencia de él y respondan con amor igual haciendo un camino no solo de salvación sino de santificación.
En ti hijo mío salgo nuevamente a buscar al ser humano, para atraerlos en tu amor que es el mío, para que nuevamente se sientan amados por su Padre, desde siempre ese ha sido el sueño de Dios, conquistar amorosamente el corazón del hombre, amaros y ser amado por vosotros, esto solo ha de ser así si dais razones de vuestra alegría de vuestras esperanzas, testimoniando con la transparencia de vuestras vidas, las palabras servirán muy poco para expresar la obra del espíritu dentro vuestro, será necesario hijo mío que os presentéis allí donde vayáis como verdaderos ungidos por el espíritu, esa unción que os transformará en otros Cristos y os hará tener sus mismos sentimientos.
Así sea
Canal: Starr
e-mail: igashu.starr@gmail.com
blog. http://igashu-starr.blogspot.com
http://escritores-canalizadores.blogspot.com
Padre amado siento tu presencia y deseo que todo estuviera bien, que las sensaciones que inquietan hoy mi espíritu las tomara sin cuidado, pero no es así, siento plena confianza en ti, pero no me siento bien conmigo misma, veo cómo un círculo se estrecha cada vez más a mi alrededor, y dentro mio…
-Sientes tristeza de muerte ¿verdad hija?
-Si Padre y me debato en la duda de callar o decírtelo, pues todo lo sabes, se que dentro de mi está la fuerza para luchar contra ello, y al mismo tiempo me siento como desvalida, a veces hasta sin fuerzas, sabía que vendrías a nuestro encuentro, y he estado orando.
-Si lo sé, te he estado escuchando, pero en primer lugar hija mía nunca le mientas a Dios, es la primera regla de toda oración.
-¡Padre no te he mentido! No lo haría jamás.
-No con intención, pero sí lo has hecho, has cometido el mismo error que vienen cometiendo muchos de mis hijos, has dicho Padre estoy atormentada, no me has dicho Padre ni deseos tengo en estos momentos de orar pues tan fastidiada estoy con esto que me pasa, hija mía dímelo, dime estas cosas no mientas, no finjas por educación o intentando resolver sola tus problemas nadie puede solo, otros no me dicen lo que les sucede por no molestar, o lo que es mucho peor por temor, no estás teniendo conmigo con tu Padre esa confianza que tanto me agrada.
-Padre pero tú lo sabes todo, eres todopoderoso, eres infinitamente perfecto…
-Pero me agrada que me lo digas, que me digan lo que sienten, lo que desean, si vosotros tenéis la gran bendición de tratar a vuestro Padre personalmente, si Jesús mi hijo tan amado es vuestro mejor amigo, si la oración es vuestra audiencia con vuestro Dios, habladme con claridad, decidme lo que sentís, sin pensar en si os conviene o no, precisamente porque os amo sin límites, habladme con claridad, quejaos si hace falta, decidme sin titubeos: Padre qué has hecho? Qué he hecho yo para que suceda esto? Mi hijo lo hizo en la cruz, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
No predicáis una doctrina, ni una religión ni un dogma, predicáis un rostro, un nombre, una vida hecha ejemplo para vosotros, quien ha mostrado los pasos a seguir, quien os ha mostrado que el amor es posible en la entrega sin límites, en la entrega sencilla.
Muchos hay hijos míos que buscan una vida espiritual en doctrinas y maestros envenenados, ni a uno solo de ellos habréis de perder, predicáis a un Cristo vivo en medio vuestro, a un Reino que ya se ha iniciado, a un Reino que busca a todos sin excluir a nadie para formar el nuevo mundo.
Para vosotros hijos míos una característica esencial que ha de ser mostrada a los hombres en especial a ti hijo mío, es un amor y una comunión íntima con Cristo tu hermano, el que camina y caminará contigo predicando el amor de vuestro Padre. En la medida en que tu escojas a Cristo como centro de tu vida, y te esfuerces por entrar en una más intima y personal comunión con Él, en esa medida, no te perderás en dudas propias, inseguridades y oscuridades que todo corazón humano posee, ese será tu emblema, Yo vivo en Cristo y Cristo vive en mi. Amén.
Sean grandes o pequeñas vuestras quejas, tened sinceridad y sobre todo tranquilidad, os reitero tened transparencia, con vosotros mismos, con los demás pero sobre todo conmigo que soy vuestro Padre: Pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea completo.
Por lo demás hija mía has de saber que tu corazón está limpio y no existe en el maldad alguna, entonces tus mismos sentimientos te han de ayudar a librar los combates necesarios para lograr vencer al fin en la batalla final, con altura, con amor, con el corazón limpio y tus manos puras, solo quienes son capaces de vencer al odio con amor, la maldad con bondad, solo esos tendrán cabida a mi lado dejad en mis manos aquellas cosas que no está en las vuestras resolver.
Te he llamado hijo mío a ser misionero del nuevo reino, a predicar el amor a Jesucristo y a vuestra Madre María Santísima, seguirás los pasos de vuestro hermano Jesús el primer misionero y supremo mandato de Dios para buscar y promover la salvación del mundo.
Continuarás su obra como lo hacen tantos en la tierra que han sentido mi voz, han respondido al mismo llamado, ayudarás a separar la cizaña del trigo, fortaleciendo a los débiles, confirmando a los fuertes, levantando a los caídos, eres hijo mío uno de los medios más importantes y poderosos para conservar la fe y mantenerla firme sobre la piedra fundamental del nuevo reino que es Cristo vuestro hermano y Señor.
Para eso habéis sido llamados para ser colaboradores de Jesucristo, Redentor y Maestro de todos vosotros, por eso hijo en tu tarea deberás de un modo especial asemejarte a él tanto en la sustancia como en el modo. Tu alimento no será otro que la gloria de Dios y la salvación de las almas. Esa es la finalidad del misionero, esa es la finalidad por la cual mi hijo descendió a la tierra. Para conseguir esto, el misionero no ha de huir de los encuentros, no temerá peligro alguno, no harán cuenta de las angustias, el hambre, el frío, la sed, el dolor y cualquier pena y fatiga, no ha de rehuir nada que logre salvar a una sola alma y llevarla de regreso a mi morada.
Pues así misionó vuestro hermano Jesucristo, así lo hicieron muchos hermanos vuestros, verdaderos discípulos, verdaderos maestros y perfectos imitadores de un gran Maestro.
Es triste a tu Padre ver a los maestros, predicando de todo menos del amor a Jesucristo, después de que este Dios tanto hizo y padeció para hacerse amar.
Al llegar a un lugar en el cual habrás de aprender y al mismo tiempo misionar, orarás inmediatamente a Jesús vuestro hermano y Redentor, y a vuestra Madre a fin de implorar su ayuda y bendición sobre aquel lugar, y sobre las almas que habrás de tocar en el nombre de Jesús, a fin de prepararlas para recibir dentro el germen del amor, el que habrás de depositar en la fe y en el amor del que ha sido ungido con la gracia de Dios, tu hijo mío.
Infunde la esperanza y no la destrucción, pues si yo que soy tu Padre os he enviado la salvación por medio de vuestro hermano y Señor mi hijo bien amado Jesucristo, ¿cómo los hombres pueden ser vistos como una masa de condenados?, mi amor os penetra profundamente, mi amor ha de ser proclamado para que el hombre tome conciencia de él y respondan con amor igual haciendo un camino no solo de salvación sino de santificación.
En ti hijo mío salgo nuevamente a buscar al ser humano, para atraerlos en tu amor que es el mío, para que nuevamente se sientan amados por su Padre, desde siempre ese ha sido el sueño de Dios, conquistar amorosamente el corazón del hombre, amaros y ser amado por vosotros, esto solo ha de ser así si dais razones de vuestra alegría de vuestras esperanzas, testimoniando con la transparencia de vuestras vidas, las palabras servirán muy poco para expresar la obra del espíritu dentro vuestro, será necesario hijo mío que os presentéis allí donde vayáis como verdaderos ungidos por el espíritu, esa unción que os transformará en otros Cristos y os hará tener sus mismos sentimientos.
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