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jueves, 19 de agosto de 2010

"EL VIAJE"...

Me fui a casa y me senté tranquilamente, formulando la pregunta, “¿Cuál es mi próximo paso?” No pasó mucho tiempo antes de que mi yo superior me enviase una imagen. ¡Ah, claridad!... El mensaje era simple. Vi lo que tenía que hacer y me dí cuenta que me abandoné a mi mismo con demasiada rapidez.



¿Cuánto tenemos que hacer para efectual el viaje en plenitud? ¿Cuán seriamente tomamos nuestra propia participación en la ejecución del viaje? ¿Hace falta que nos los recuerden cada vez que comenzamos un nuevo viaje?

La mayoría de nosotros saben qué es lo que abarca la meditación y cuan eficaz puede ser. Sabemos que podemos encontrar las respuestas en la meditación, sin embargo tenemos la tendencia de tratarlo como una reflexión tardía. En otras palabras, cuando efectuamos el viaje hacia una meta en particular, frecuentemente nos detenemos a corta distancia, afirmando que hemos hecho todo lo posible o lo que teníamos que hacer. Nos olvidamos de la oración y meditación y de los otros Principios que podrían llegar a influir en la situación. Después de todo, incluso los expertos les dirán que ustedes han hecho todo lo posible en el mundo material y si fallan, podría ser el momento para detenerse.

¿Es esto realmente así? ¿Realmente han probado todo? ¿Qué hay con respecto al mundo invisible?

Esta semana mi computadora decidió dejar de enviar emails. Inmediatamente llamé a “Taller de Genios” en el negocio local de Apple (marca de computadoras) y llevé la computadora para que la pudiesen arreglar. Después de una investigación de dos días, los así llamados genios, no me pudieron decir cuál era el problema y me sugirieron que vaya a otro lado en busca de ayuda. Confié en la experiencia de ellos y mandé a mi hijo a la cueva del león, una nueva fuente más empoderada. Regresó con una computadora que aún no podía enviar o recibir emails.

Me fui a casa y me senté tranquilamente, formulando la pregunta, “¿Cuál es mi próximo paso?” No pasó mucho tiempo antes de que mi yo superior me enviase una imagen. ¡Ah, claridad!... El mensaje era simple. Vi lo que tenía que hacer y me dí cuenta que me abandoné a mi mismo con demasiada rapidez. El hecho es que, si hubiera estado haciendo una sanación, yo no hubiera abandonado hasta encontrar la respuesta. No andaría corriendo por ahí pidiendo que alguien otro haga la sanación por mi cuenta. Yo iba a encontrar la respuesta, empleando todas las herramientas a mi disposición. Tenía que hacer lo mismo con mi computadora.

Ahí está, mis amigos. Yo no había completado el final del viaje. Yo tenía que tratar hasta que realmente no me quedaban más opciones. El hecho de la cuestión es que generalmente encontramos la respuesta, antes de que se nos acaben las opciones. El quedarnos sin opciones, significa que no hemos completado el viaje. A veces el cinco o cincuenta tiene que ver con nosotros mismos y no involucra el jalar a otros dentro de nuestro viaje. Así que necesitaba el coraje para estirarme un poco más y averiguar lo que pensaba que solamente los genios del taller de Apple podían saber. No hizo falta que me estirase mucho. Después de todo, la respuesta se hallaba en mi interior.

Busqué la ayuda de mi voz interior, la cual me envió una imagen. Confié en la respuesta y actué de acuerdo. Tal como resultó, yo era el genio del taller en este viaje, porque arreglé la computadora yo mismo. Me aventuré a la arena de la tecnología de computadoras con la cual no estaba familiarizado, y salí como ganador, porque me fui más profundamente dentro de mi propio saber para lograr la respuesta. Era así de simple.

Así que menciono un adagio que muchos de nosotros pronunciamos, pero que nunca realmente abrazamos: Si al primer intento no tienen éxito, intente de nuevo una y otra vez.

Aloha,

Kahu Fred Sterling
© Kahu Fred Sterling


WebSite: wwwKirael.com


Traducción: Anita

email: wayran@gmail.com


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