Todos los seres sensitivos experimentan la vida dentro del marco de esta “gran madre” que llamamos Tierra, y en este marco hay un ritmo de vida.
Parte Una – Celestia
¡Bendiciones a todos los que se han reunido hoy aquí!
Les saludamos desde una energía que está fuera de la vista de algunos, pero dentro de los co-razones de todos.
Con amor y respeto, honor y gracia divina, nos unimos con ustedes para hablar de un tema que es el núcleo de nuestra filosofía en Telos.
Nuestra hermana Aurelia nos ha pedido que les presentemos un entendimiento sobre el “Co-razón de Lemuria”, y lo que estas energías les aportan en el momento actual y en el espacio donde se encuentran.
Mucho se ha hablado de la energía de Lemuria y se ha compartido mucho conocimiento sobre los tiempos pasados.
Hoy nuestro tiempo con ustedes representa un viaje hacia la más pura energía Lemuriana que existe hoy en la superficie de la Tierra, la energía que llena e informa a sus corazones.
El “Corazón de Lemuria” puede ser descrito e iluminado de muchas formas. En la medida en que también tengan estos mismos atributos en su conciencia, resonarán con la verdad de esto.
Nuestro hermano Ahnahmar les hablará de las energías del corazón que inspiran y crean la pasión para las creaciones que ustedes pretenden, y el amado Adama les hablará de las energías Crísticas del corazón, ésas que nos conectan con la Fuente Divina de Todo Lo Que Es.
Para empezar, como siempre es el caso en el nacimiento de una nueva verdad o comprensión, les hablaré de las energías “femeninas” del corazón.
Todos los seres sensitivos experimentan la vida dentro del marco de esta “gran madre” que llamamos Tierra, y en este marco hay un ritmo de vida.
Él mismo se expresa a través de una vibración de frecuencia que nos guía, si estamos receptivos a ello.
En la superficie de la Tierra, se ha dado mucho énfasis a las cualidades de la mente. La energía pura del corazón ha sido olvidada y sustituida por una activa extensión del “Intelecto” hacia todas las cosas.
La mente se ha convertido en una fuerza activa en su evolución, en lugar de la estructura pasiva y el instrumento que en un principio se pretendió.
El propósito original de la mente era ser una facultad en servicio al corazón y no lo contrario.
En su evolución la mayoría de ustedes ha olvidado los impulsos de su corazón y han perdido sus anteriores habilidades para reconocer que el corazón es la gran inteligencia del alma.
El corazón lo sabe todo, siempre ofrecerá la mejor y superior guía y siempre les dirigirá hacia su bien superior.
Durante mucho tiempo ustedes han permitido que su mente humana esté al ser-vicio del ego en lugar del corazón.
La mente humana, controlada por el álter ego, se ha hecho demasiado desordenada con miedos, juicios y conceptos erróneos, y juntos dirigen toda su programación interna.
Es por esto que cuando hace tiempo abandonaron la energía de su corazón para dar prioridad a la mente, han creado, vida tras vida, una serie de experiencias dolorosas, pobreza y miseria.
La mente humana no tiene la sabiduría del corazón y es incapaz de ofrecerles la sabiduría de la Mente de Dios.
Es sólo el corazón quien tiene esa llave mágica. Originalmente la mente fue diseñada para ser un receptor de información en servicio al corazón.
Era el corazón quien sa-bía exactamente qué hacer con esa información.
La práctica del “Corazón de Lemuria” empieza con un regreso a los orígenes de su conciencia, donde la mente pasiva se rinde al corazón activo en quien confía.
Como algo creado, la conciencia humana que era informada directamente por el Logos o el Corazón de lo Divino, se expresaba mediante un ego o mente.
La mente era un instrumento maravilloso y se utilizaba para aprender y analizar las innumerables entradas sensoriales que el humano evolutivo experimentaba.
No obstante, era el Corazón quien tenía la habilidad de elegir la acción correcta y dedicarse a ella. De nuevo decimos esto con mucho énfasis.
El rol de la mente es aprender y analizar. El rol del corazón es elegir y hacer. Los corazones conectan, mientras que las mentes separan.
Esto no es un juicio sobre el rol de la mente, sino más bien la verdad de su propósito… Para analizar, uno debe diferenciar.
Para aprender, para adquirir conocimiento intelectual, uno debe observar una realidad en una vez, y cuantificarla o clasificarla.
El corazón, no obstante, sostiene la frecuencia que está abierta y es receptiva a todas las posi-bilidades.
Nos conecta a Todo Lo Que Es y no cuestiona o analiza esa conexión.
El corazón confía, abarca todo lo que está disponible como un flujo continuo y late en este ritmo de vida con alegría y asombro.
Y de esta confianza, nacen la aceptación y la compasión. Para comprender quienes somos debemos aceptar lo que hacemos.
Para comprender lo que otros son, debemos aceptar lo que hacen. Cuando comprendemos realmente a los demás ¿cómo podemos fallar al amarles tan plenamente como se aman ellos?
¿Cómo podemos no confiar en ellos tan plenamente como confiamos en nosotros?
El corazón tiene una frecuencia que está abierta y receptiva a todas las posibilidades. No podemos subrayar esto lo suficiente: el corazón confía.
Esta frecuencia está inherente en todos y en cada uno de ustedes, elijan reconocer-lo o no. No es algo que necesitan aprender.
No es algo que necesitan analizar para crearlo. No es algo para lo que necesiten despejar espacio o abrir más su corazón; simplemente ESTÁ.
Para reiterar que lo que escuchamos aquí en Telos con más frecuencia de ustedes nuestros hermanos y hermanas Lemurianos, es “¿Cuándo se levantará el velo? ¿Cuándo les veremos?
¿Cuando podremos visitarles en la realidad física en la que actualmente vivimos?” La res-puesta es: “Todo sucederá cuando permitan que su corazón informe de la vibración de su mente entregada.”
Para “levantar el velo,” la mente debe abrirse a todas las posibilidades. Para conocer los “se-cretos” que existen al otro lado del velo, uno debe experimentar a través de la vibración del corazón.
Uno simplemente debe escuchar la frecuencia que existe dentro de todos nosotros, a través de cada instante de la creación. Ustedes, mis amados hermanos y hermanas, son el ve-lo. Seguirán siendo así hasta que su mente se rinda y permitan a su corazón que informe de la realidad de ustedes..
En Telos nuestros corazones están abiertos a todas las posibilidades. Entre nosotros nos ense-ñamos esta verdad todos los días.
Evolucionamos y comprendemos esta verdad al interactuar unos con otros, cada día y todos los días.
Somos letreros entre nosotros que dicen “Detente y ábrete a más posibilidades.”
En la superficie, tienen la misma frecuencia del corazón que nosotros. Puede que su mente les diga que esto no es verdad, pero su corazón confía.
La confianza es la energía núcleo del corazón. No puede ser de otra forma. Quizás sientan que su corazón se ha cerrado a esta vibración o que no pueden sentirla en su vida o en la gente que les rodea, pero esto no es verdad, su corazón confía.
Cada uno forma sus propios límites de confianza. Los forman en las verdades a las que se adhieren, en las familias y comunidades y naciones que crean en la superficie. No tienen que negar sus límites porque son lo que ustedes son en este momento.
Estamos aquí para honrarles, porque con el tiempo, con respeto, finalmente transformarán sus energías mediante el contacto con la vibración de la confianza del corazón.
Puede que sus mentes aún no posean la posibilidad de esto, pero sus corazones fueron creados en ello. Ninguno de ustedes puede renegar de ello en la forma física porque es la energía que les mantiene encarnados.
Es la energía que les mantiene en este “juego de la vida” que eligieron, con corazones abiertos y receptivos para participar en él.
Ahora es el momento de encontrarse con nosotros en el “campo de juego” por así llamarlo y dedicarse con nosotros a un ejercicio de confianza.
Para empezar nuestro juego, debemos elegir primero una realidad exterior que les agrade.
A cada uno de ustedes les pedimos que creen con el ojo de su corazón la imagen de un campo que esté lleno de toda la creación de la Tierra que les traiga alegría.
Esto puede incluir árboles y flores, montañas y ríos, pájaros y animales, espíritus de la naturaleza, cristales, nubes y otros humanos.
Creen un campo poblado con todo aquello con lo que deseen compartir. Recuerden que la frecuencia del corazón es una de receptividad a todas las posibilidades, así que no se coarten.
Ahora colóquense donde más cómodos se encuentren en este campo y empiecen a observar todo lo que está presente a su alrededor.
No obstante, no observen con la mente, no cataloguen y comenten sobre lo que ven y oyen a su alrededor a través de la mente.
En su lugar es-cuchen con el corazón; escuchen las vibraciones y las frecuencias de los corazones que les rodean en todos los seres que comparten el campo con ustedes. Reconozcan el contacto de otros corazones cuando llegan al de ustedes.
Al principio oirán/sentirán/conocerán una suave energía que les conforta y les apoya. Les protege y les envuelve con su calor y tranquilidad.
Con bastante frecuencia hay un murmullo que acompaña esta energía que muchos de ustedes oyen con sus oídos físicos. Ésta es la energía conjunta de todos.
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