Mi niño la hora está próxima a las revoluciones eternas, las que llenan el alma de la certeza y de la demostración de la unidad de lo creado. Te corresponde poner un final a los errores de este mundo eligiendo el mundo nuevo. Esta dimensión de experiencia se muere, solo quedan los frenos que le permiten subsistir mas allá de eso que era requerido por el creador. En estos días, muchos movimientos vienen a precipitar las convulsiones del parto. Este parto del hombre al ángel se refiere a muy pocos posibles sin embargo incluso los que se rehúsan o no puedan acceder a este nuevo estado experimentan los tormentos de este parto, ya que la tierra lo vive, el fenómeno es por lo tanto colectivo, y no individual, mismo si concierne solamente a aquellos individuos predestinados o estructurados para eso en esta vida última de la tercera dimensión.
Corresponde hacer nacer y dejar vivir solamente eso que debe perdurar en esta quinta dimensión. No es necesario hacer perdurar un sistema ya moribundo, al contrario, dejarle apagarse, descolorarse, dislocarse dentro de sus propias contradicciones. As tu olvidado mis palabras:”mi reino no es de este mundo”, mi reino es el de la Luz, sin forma e increada que sin embargo abreva este reino terrestre descarriado.
Numerosas almas esperan recrear un paraíso que no puede existir sobre esta tierra en estas condiciones. Las nuevas normas de vida serán ellas del espíritu y no de la materia. El que se preocupe de nutrir su materia no verá el espíritu nacer en el, los que se preocupen de esta materia no verán la sacralización de la nueva materia sino volverán a sembrar una nueva forma de tercera dimensión ya que tal es su camino. La transformación de esta tierra implica las elecciones personales y todas respetables, solo pocas almas irán hacia el ángel, hacia la dimensión prometida, pero eso no es digno de ser juzgado ni debatido ya que la elección de las almas es libre.
Solo la visión idealista de la multitud en camino espera que su voluntad sea hecha independientemente de la voluntad de la Luz. Esto ya es acto de rebelión y de voluntad de ir en un espacio que no es el de las dimensiones elevadas pero, mis hijos, la libertad permanece y permanecerá siendo el regalo hecho por el creador... Nadie puede imponer cualquier cosa a cualquiera, nadie puede querer para el que no quiere. La más grande lección de humildad es esta: “deja a los muertos enterrar los muertos y sígueme”.
Yo soy la guía infalible hacia más alteridad, hacia más autonomía y libertad, mi campo es el de la gracia y no el de las limitaciones inherentes a sus condiciones de vida dentro del mundo de la caída. Esta experiencia es la decidida por vuestros fuertes contratos antiguos pero, ahora, el contrato está cumplido. La mayoría está libre de rehacer el camino o de recrear los términos de un nuevo contrato, les propongo el final del contrato y el retorno a la unidad, la vuelta a los campos de experiencias de pura Luz, los dudosos retrocederán ante esto desconocido que es con todo su patria.
Solo los que gustan de la verdad podrán seguir mi vía. Ahora bien esta vía es libertad y no compromiso. Desgracias a los profetas de la fatalidad que predicen los días felices sobre esta tierra. El reino no está aquí mismo, si es cierto que se les ha sido asignado como tarea subir esta Tierra hacia su sacralidad, la misión pasa por el abandono de la crisálida que es el manto de este planeta. Amigos y hermanos en la Luz, preparen sus templos interiores, prepárenlos en espíritu y en verdad, ya que deben estar libres de todo lo antiguo, corrupto. Sus templos deben estar vacíos de ídolos que han imaginado, deben esta como los cristales transparentes a fin de que ningún obstáculo o vínculo los solidifique dentro de un pasado oscuro. Están aquí prevenidos mis amigos. Les corresponde establecer sus reglas y sus futuros pero sepan que nada podrá ser como era desde tanto y tanto tiempo de iniquidad. Son bendecidos, cualesquiera que sean sus elecciones presentes, ya que son Luz, aunque elijan la otra vertiente no ascensional.
Paz a ustedes.
Cristo.
Alteridad
Alteridad (del latín alter: el "otro" de entre dos términos, considerado desde la posición del "uno", es decir, del yo) es el principio filosófico de "alternar" o cambiar la propia perspectiva por la del "otro", considerando y teniendo en cuenta el punto de vista, la concepción del mundo, los intereses, la ideología del otro; y no dando por supuesto que la "de uno" es la única posible.
Canalizaciones: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Veronique Loriot
Traducción: Odilia Rivera
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